viernes, 1 de diciembre de 2006

El sector los recibe hace más de una década

FAMOSOS ELIGEN PARQUE FORESTAL PARA VIVIR

Desde Sergio Lagos a Armando Uribe. Son ellos quienes han hecho realidad la leyenda de un lugar en el que se puede encontrar personajes de diversos ámbitos del acontecer nacional.

Por Montserrat Martorell
Javiera Contador, Sergio Lagos, el senador Jaime Gazmuri, Rodrigo de Castro, subdirector de La Nación y su esposa, la escritora Carolina Rivas, José Miguel Villouta, Pablo Mackenna y el poeta Armando Uribe, son sólo algunos de los nombres de los conocidos que viven en el exclusivo Parque Forestal.
El sector, que en 1997 fue declarado “barrio típico” por la municipalidad de Santiago, atrajo por su estilo europeo a decenas de intelectuales y gente vinculada a los medios de comunicación, como la periodista Constanza Santa María, quien decidió arrendar el departamento del matrimonio compuesto por el ministro de Hacienda, Andrés Velasco y la periodista de TVN, Consuelo Saavedra, hace un año y medio. Hasta el periódico “The Clinic” tiene sus oficinas en la zona.
No es raro, entonces, ver por sus calles o coquetos cafés a los personajes sentados en librerías y parques a cualquier hora del día.
Según Héctor Jarpa, mozo de el “Emporio La Rosa” y que además de trabajar en éste,
vive en el sector hace dos años, cuenta que, “es un barrio top, tranquilo y no se ve delincuencia, razón por la que muchos famosos han elegido vivir”.
El cineasta Héctor González, quien realiza cine documental y reside hace 30 años en Paris, tiene un departamento en el mismo edificio que Santa María, afirma que “la razón por la que elegimos vivir es el que sea un lugar central, con tradición, además de la comodidad que proporciona”, afirma.
El periodista, Felipe Bianchi, por su parte, quien vive hace 12 años en el sector, dice que lo hace porque le gustan los “barrios-barrios” con ruido. Y agrega: “con kioskos, con restaurantes, con gente distinta y, por supuesto, la arquitectura: me gustan los edificios antiguos”.



EL CARRETE DE LOS JOVENES EN EL FORESTAL


Por Montserrat Martorell
El Parque Forestal se asoma en el centro de Santiago casi como un extraño. El ruido, la contaminación y el estrés de quienes caminan por calles abarrotadas de personas quedan en el olvido. Ante los ojos de quien descienda de la estación del Bellas Artes, emerge un paisaje que nada tiene que ver con el que muestra la Alameda o el paseo Ahumada, a escasas cuadras. Y por supuesto, son los jóvenes quienes más aprovechan la posibilidad de aislarse. Aunque caigan gotas de lluvia o el viento golpee el rostro de sus transeúntes, los que caminan por el Forestal saben que eso no tiene importancia; las parejas se acarician en las bancas del sector, contemplan los espectáculos de los muchachos que juegan con los malabares o se pierden en el vacío de los árboles que se sacuden con el viento de octubre. Las bocinas se escuchan a lo lejos, pero eso no es impedimento para que un grupo de estudiantes esté absorto por el verde del lugar. Conversan, se ríen e incluso toman alcohol sin pudor, escudándose en la bohemia de la zona. Tampoco hay guardias de seguridad que los molesten ni padres que se pregunten qué están haciendo en mitad de la semana, a las once de la mañana en un lugar como ése.
Sólo existen y solos están.
“Es piola, nadie mira a nadie y tienes la libertad que no puedes encontrar en los demás lugares”, dice Miguel Egaña (17), quien vestido de uniforme está sentado en el pasto del parque.
Myriam Ayala (16), su acompañante, mientras fuma un cigarrillo, confiesa que, “es muy tranquilo y acá siempre se toma copete, vengo con amigos porque no nos dejan entrar al cerro Santa Lucía, en cambio aquí no hay vigilancia. Venimos cada vez que hacemos la cimarra y los domingos después del carrete”, comenta la muchacha que tiene una chapa en su uniforme que dice “100% gay”.
La mayoría de los que frecuentan el lugar tienen entre 15 y 24 años, en su mayoría son colegiales o universitarios que vienen acompañados por grupos grandes y no reparan en la hora, el frío o la lluvia.
Juan Valenzuela (65), jardinero de el Parque Forestal y que trabaja hace tres años en el sector, dice que, “el fin de semana vienen muchos lolos, hacen los escándalos comunes de la juventud, lo que hace cualquiera que se toma dos cervezas”.
Shemyr Caro (18), estudiante de IV Medio, afirma que,“este es un muy buen lugar para conocer personas, se respira otro aire y uno no sabe si es el espacio el que llama a uno o uno va a él, es recíproco”. “Acá no hay escándalos, sino risa y espectáculos”, enfatiza.


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